El mundo del narcotráfico es como una especie de espiral. Tiene un principio y un fin. Pero para recorrerlo hay que dar varias vueltas sobre un mismo punto. En ese trayecto circular se repiten los nombres de líderes, proveedores, transportistas, distribuidores y compradores. El secreto del éxito del negocio también puede compararse con una espiral. No triunfa el que obtiene más ganancias para vivir rodeado de lujos (el que genera más humo para espantar a los mosquitos), sino el que se mantiene en la actividad con perfil bajo y sabe retirarse en el momento justo (el que tiene mayor duración y se apaga cuando cree que cumplió con su objetivo de ganar mucho dinero). Y eso es lo sucedió con Carla “La Jefa” Sánchez. No supo o no pudo sacar el pie del acelerador ni siquiera cuando sabía que la estaban buscando.

La joven concepcionense, que fue condenada por liderar una organización narco y que ya recuperó la libertad, desde muy joven comenzó a incursionar en el ambiente. Los investigadores siempre aseguraron que con su inteligencia siempre lograba estar un paso delante de sus socios o competidores. Pero le faltó astucia para darse cuenta de que todo lo que había construido (nada menos que una organización que se dedicaba al tráfico de droga a nivel nacional) se podría destruir por las mismas relaciones sentimentales y comerciales que había iniciado en menos de ocho años.

El primero

CONOCIDO. Julio “Gastonero” Chávez fue pareja de “La Jefa”. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso

José Santillán se transformó en el gran amor de “La Jefa” alrededor de 2010 y en el padre de su única hija. Vinculado al ambiente narco santiagueño, fue él quien convenció a Sánchez para que abandonara Tucumán y se fuera a vivir con él en su provincia natal. Logró que le adjudicaran una casa en el barrio 25 de Mayo, lugar donde la líder narco montó su centro de operaciones durante muchos años.

En enero de 2011, Santillán fue detenido junto a Juan Trauve cuando transportaban dos kilos de cocaína hacia Córdoba. El hallazgo se produjo casi de casualidad. En un puesto caminero, la policía descubrió que el socio de la pareja de Sánchez llevaba un arma. Aunque tenía autorización para portarla, como estaba cargada, ambos fueron trasladados hasta la comisaría de Colonia Caroya. Después de varias horas de estar demorados y momentos antes de recuperar la libertad, los uniformados decidieron requisar el auto. Así descubrieron que el panel de una de las puertas estaba mal puesto. Controlaron ese detalle y encontraron la droga. En definitiva, ambos fueron procesados y trasladados al penal de Bouwer.

El encierro del joven dinamitó la relación sentimental. Santillán, que fue condenado a tres años de libertad condicional por la justicia federal, rehizo su vida al salir de prisión, pero los problemas de pareja continuaron y llegaron a niveles insospechados. “En varias oportunidades Carla presentó denuncias falsas en contra de mi defendido. Varias de ellas tenían que ver con drogas, pero nunca se le probó nada ni fue procesado por otra causa. Fueron actitudes de una mujer despechada”, explicó Moisés Azar Cejas, defensor del ex de “La Jefa”.

Sin embargo, en Santiago del Estero, tierra donde los mitos y las leyendas florecen bendecidos por la sombra de los mistoles, se pudo recoger otra versión. La organización de Sánchez comenzó a caer en desgracia cuando la policía de esa provincia descubrió un envío de 900 kilos de marihuana que eran trasladados a Tucumán. Siempre se sospechó que Santillán pasó el dato por venganza. “No le puedo decir de dónde sacamos esa información”, dijo un actual jefe de la policía santiagueña. “Esa es una de las versiones que dieron vuelta, pero mi defendido no tuvo nada que ver”, agregó Azar Cejas en una entrevista con LA GACETA.

Relación pasajera

“La Jefa” nunca se olvidó de su pareja cuando el hombre estaba detenido en el moderno penal de Bouwer. Por los viajes que realizaba para visitarlo conoció a Juan Guerrero. Este joven hacía el mismo recorrido para visitar, en el mismo penal, a su padre, Luis Guerrero, acusado de dirigir una organización narco que trasladaba grandes cantidades de droga hacia Córdoba y otras provincias. Como pantalla de la actividad ilícita habrían utilizado una cadena de carnicerías.

De tanto viajar juntos hacia Córdoba y de consolarse mutuamente cuando estaban en la localidad de La Banda, ambos jóvenes terminaron enamorándose e iniciaron una relación sentimental. “Esa fue la principal razón por la que se separó Santillán”, dijo Azar Cejas. Según las versiones, los rumores del amorío llegaron rápidamente al penal. La pareja de Sánchez estalló de bronca. Guerrero padre le habría pedido a su hijo que corte esa relación porque rompía con un mandamiento sagrado “tumbero” (ese que habla de que la mujer de otro preso no se mira y, mucho menos, se toca) y le podría generar problemas al negocio.

Juan Guerrero fue detenido hace poco más de cuatro años en Termas de Río Hondo. Transportaba en su vehículo una importante suma de dinero. Aunque nunca se confirmó oficialmente el monto, en ese tiempo se habló de más de medio millón de pesos. El fiscal federal Pedro Simón lo procesó al sospechar que ese efectivo sería utilizado para comprar droga en el norte. “Era dinero para realizar un negocio y, pese a que se presentaron varias pruebas, se cambió la imputación y ahora está acusado de lavado de activos. Pero, como la causa sigue paralizada, ya hemos pedido la prescripción”, expresó el defensor.

Guerrero padre, que podría haber compartido negocios con “La Jefa” nunca pudo ser enjuiciado. Murió en 2014 en un accidente automovilístico cuando se dirigía al debate que se realizaría en su contra.

Historia conocida

José Julio “Gastonero” Chávez fue otro de los hombres con los que Sánchez se vinculó sentimentalmente. Conocido como el “Scarface de Concepción”, fue pareja de “La Jefa” durante bastante tiempo. Su nombre apareció en diferentes investigaciones abiertas en contra de Carla, pero nunca hubo pruebas suficientes para imputarlo.

Hubo un hecho que complicó a ambos. Sucedió en 2013, en Termas de Río Hondo. “Gastonero” (lo llamaban despectivamente así porque nació y se creció un humilde barrio ubicado en las márgenes del río Gastona) fue detenido cuando circulaba en un Peugeot 308 propiedad de Carla. Fue llevado a la comisaría porque había generado desórdenes en la vía pública. Al requisar el auto, encontraron cocaína y marihuana, pero como era consumo personal, no afrontó ningún proceso penal.

Al pelearse con “La Jefa”, se sospecha que siguió con el negocio, aunque en menor escala. Fue investigado en más de una oportunidad porque se sospechaba que era el responsable de varios quioscos de venta minorista de drogas en el sur de la provincia. Paralelamente, continuaba con su costumbre de ostentar su crecimiento económico y relacionarse con mujeres bellas e influyentes. Hasta que su nombre comenzó a salir en las páginas de policiales de nuestro diario, estuvo vinculado con una dirigente política de “La Perla del Sur”.

En septiembre de 2014, la Policía secuestró droga en su casa. Pero la Justicia decidió absolverlo porque los uniformados que realizaron el procedimiento no cumplieron con las normas legales. Pero su suerte se agotó en agosto de 2017, cuando fue detenido en Chaco por trasladar más de 130 kilos de marihuana. Fue condenado hace poco tiempo a cuatro años y medio de prisión y ya está muy cerca de comenzar a gozar de un régimen de semilibertad. Otra vez el destino le sonrió, ya que recibió una condena leve porque no tenía antecedentes.

El empresario

Aunque no está confirmado que hayan mantenido una relación sentimental, sí se sabe que “La Jefa” tuvo un estrecho vínculo con Víctor Hugo Díaz, un empresario de la noche tucumana que fue detenido en Termas de Río Hondo hace poco más de un año por la Agencia Antidrogas Tucumán de la Policía Federal. Lo sorprendieron trasladando cuatro kilos de cocaína. Según la acusación, dirigía una organización que se dedicaba al tráfico de droga. La compraban en el norte y la trasladaban hasta La Banda, donde “La Jefa” había montado su centro de operaciones.

“Huguito”, como lo llamaban en el ambiente, era el propietario del boliche Salimee, ubicado en Jujuy al 1.400. Según las investigaciones, ese centro nocturno podría haber sido utilizado para blanquear el dinero que conseguían en la actividad ilícita. Un año antes, en la localidad santiagueña de Quimilí, su hermano Juan Carlos fue arrestado cuando transportaba 100 kilos de marihuana desde Corrientes hasta Tucumán vía La Banda, una ruta que nunca paró de alimentar causas judiciales.